Thursday, February 18, 2010

No sientas envidia, ¡ámate más!

DESEAR DE FORMA MALSANA LO QUE OTROS HAN CONSEGUIDO A BASE DE ESFUERZO MUESTRA DEBILIDAD EN LA AUTOESTIMA. APRENDA A QUERERSE
Quiérete, trabaja por tu progreso y alégrate del ajeno.
Santo Domingo.- Cuenta la historia que cuando la madrastra cuestionó a su espejo mágico acerca de quién era la mujer más bella del reino y este le contestó: “Tú, mi reina, eres bella, es cierto, pero la joven reina Blancanieves es mil veces más bella que tú”, la vanidosa mujer se puso verde de la envidia y solicitó a uno de sus cazadores que la llevara al bosque, la matara y le trajera su corazón.
El cuento de los hermanos Grimm, que fue también el primer largometraje animado de Disney, muestra un conflicto quizás demasiado trágico, pero su móvil, la envidia, es el pan de cada día de la mayor parte de los seres humanos en mayor o menor grado. ¿Quién no ha sentido alguna vez deseos de tener algo que otros poseen?
Para Roxana González, psicóloga del Centro Vida y Familia: “La envidia surge cuando una persona ve en el otro cosas que le faltan y las quiere, aspectos de la personalidad, algún talento, el buen desempeño, una pareja o a veces cosas incluso materiales.
El ímpetu por llenar esa carencia y la visualización del disfrute ajeno hacen que la persona se moleste “y comienza un sentimiento feo que puede llegar a ser patológico”, dice González.
CÓMO SE FOMENTA LA ENVIDIA SIN QUERER
La experta comenta que las personas que envidian tienen baja autoestima. Son personas con muchas carencias que quizás no aprendieron a quererse a sí mismas, y en su infancia no recibieron de sus cuidadores primarios el reconocimiento a sus cualidades.
Expresa que los adultos están formando a los niños para que tengan envidia, porque ellos mismo también fueron formados así de manera inconsciente. Buscando que los hijos mejoren, generalmente se les compara con hermanos, primos o amigos, y esto logra un efecto erróneo.
Cada quien compite sólo consigo mismo
Partiendo de la falta de autoestima, la envidia nace y se alimenta de la competencia que el envidioso cree que existe entre él y el envidiado. En un esfuerzo continuo por alcanzar todo aquello que anhela, y que el otro ya posee, se embarca en una lucha, no por crecer y alcanzar lo que anhela (como sucede con la llamada envidia sana), sino por obstaculizar el desempeño de aquel al que considera su enemigo sin que el otro muchas veces se dé por enterado.
“Me gusta mucho el tema de la competencia”, dice la psicóloga Roxana González, del Centro Vida y Familia. Explica que quienes envidian en el ámbito profesional creen en la competencia, cuando ésta en realidad no existe, pues advierte que aunque dos personas tengan las mismas herramientas y los mismos conocimientos, cada uno le da su toque personal.
El problema es que el envidioso está tan ocupado estudiando los progresos de los demás que se deja caer, entiende que su trabajo no vale nada, que nadie le valora y, en su pobre autoestima, desestiman el autorreconocimiento y se dedican a mirar hacia afuera, en lugar de hacer una intrspección seria y trabajar por aquello que desean lograr. González informa que la autoestima deben reforzarla los demás en nuestra niñez, pero al crecer es labor personal mantenerla alta y saludable. 
Identificando
La psicóloga expresa que una persona envidiosa también es una persona celosa, “siempre está a la espera, viendo lo que hace el otro, pendiente y molesto, y, en ocasiones, hasta tratan de boicotear al otro, para lo que son capaces de mentir y engañar, tratan de “serrucharle el palo” para que el otro no escale y así se regocijan”.
Añade que la envidia puede volverse patológica cuando quien envidia no es capaz de decidirse a hacer un esfuerzo mayor por su propio éxito y superación. El envidioso siempre busca excusas y pretextos y al que envidian en lugar de admirarlo de manera saludable alegrándose por el éxito, lo humillan, lo maltratan, dicen cosas feas para minimizarlos y sentirse mejor consigo mismos. A la vez, sienten una ira y dolor profundos e, incluso, complejo de inferioridad.
“Hay veces que una pizca de envidia ayuda a ponernos en acción para lograr grandes cosas, pero en exceso es todo lo contrario, porque sienten que les molesta todo lo que el otro obtiene, que el amigo, hermano o compañero progrese. Se vuelven hostiles, personas amargadas, nunca están contentos o motivados, además tienen un aspecto fuerte, serio y preocupado”, indica la experta.
El envidiado
Una gran sensación de impotencia y malestar rodea a quienes se saben envidiados. Según González, el envidiado sufre mucho y advierte que aunque a veces se aconseja que el envidiado y el envidioso hablen esto no siempre va a generar algo positivo. Por ende, lo que se recomienda es ignorar los comentarios dolorosos de quien envidia, para evitar una discusión, pero no alejarse cien por ciento.
La competencia saludable es aquella que se libra con uno mismo, buscando la superación y siendo capaz de alegrarse del éxito de los demás. Quienes envidian no han aprendido a tolerar la frustración, por eso se debe enseñar a los niños que está bien no sacar la mejor nota, así no se sentirá mal cuando otro la consiga. 
SALUD MENTAL Y FÍSICA, Y TRATAMIENTO
Cuando la envidia se desarrolla, se puede convertir en una patología por el mismo resentimiento y malestar que causa. Incluso puede degenerar en un trastorno de ansiedad. quienes envidian con tesón pueden ver su salud comprometida.
Cuando la envidia se desarrolla, se puede convertir en una patología por el mismo resentimiento y malestar que incluso puede degenerar en un trastorno de ansiedad, pues la persona está constantemente preocupada, ansiosa porque desea siempre lo ajeno. Además podrían desarrollar depresión por no poder salir de la situación. A nivel físico, la envidia genera problemas de salud como el estrés, considerada la enfermedad del siglo .
“Estas personas se tratan con terapia individual y social. Desde el punto de vista individual, se trabaja tratando de que esa persona se acepte, porque en el fondo no lo hace, siempre lo niega. Se trabaja con esta persona para que se valore, se aprecie, que entienda que sí puede. Tratamos de ayudarlo a que no se concentre en el otro, sino en sí mismo y lo que puede lograr, porque a fin de cuentas hay personas que siempre estarán mejor que él, y otras que no”, dice González.

No comments:

Post a Comment